Líneas de investigación

Memoria/s y oralidad/es

Memoria/s y oralidad/es

Argumentación

(Del lat. memorĭa).
f. Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado. / f. En la filosofía escolástica, una de las potencias del alma. / f. Recuerdo que se hace o aviso que se da de algo pasado. / f. Exposición de hechos, datos o motivos referentes a determinado asunto. / f. Estudio, o disertación escrita, sobre alguna materia. / f. Relación de gastos hechos en una dependencia o negociado, o apuntamiento de otras cosas, como una especie de inventario sin formalidad. / f. Monumento para recuerdo o gloria de algo. / f. Obra pía o aniversario que instituye o funda alguien y en que se conserva su memoria. / f. Fís. Dispositivo físico, generalmente electrónico, en el que se almacenan datos e instrucciones para recuperarlos y utilizarlos posteriormente. / f. pl. Libro o relación escrita en que el autor narra su propia vida o acontecimientos de ella. / f. pl. Relación de algunos acaecimientos particulares, que se escriben para ilustrar la historia. / f. pl. Libro, cuaderno o papel en que se apunta algo para tenerlo presente. / f. pl. Saludo o recado cortés o afectuoso a un ausente, por escrito o por medio de tercera persona. / f. pl. Dos o más anillos que se traen y ponen de recuerdo y aviso para la ejecución de algo, soltando uno de ellos para que cuelgue del dedo.
oralidad.
f. Cualidad de oral.
(Del lat. os, oris, boca).
adj. Que se manifiesta o produce con la boca o mediante la palabra hablada. Lección, tradición oral. / adj. Perteneciente o relativo a la boca. / adj. Fon. Dicho de un sonido: Que se articula expulsando el aire exclusivamente por la boca. U. t. c. s. f.

La línea de investigación en memoria/s y oralidad/es deviene la cristalización de distintos procesos históricos que operaron tanto en los imaginarios sociales (globales, latinoamericanos y nacionales), como en los campos académicos (de la comunicación y de las ciencias sociales). Por un lado, la aparición de corrientes como la Nueva Historia, la Historia Oral y el Revisionismo Histórico (Portelli, 1991), entre mediados del siglo pasado y la década del ´70, cambió los modos de pensar la construcción de conocimiento sobre el pasado. Por otro, la institución del mundo bipolar y el aparente fracaso posterior de los socialismos en favor del neo-capitalismo global, el pasaje de los imperialismos políticos a los económicos y, sobre todo, las experiencias mundiales con los totalitarismos y los genocidios –especialmente, para nosotros, las versiones regionales con la instauración de las dictaduras latinoamericanas, entre ellas la última dictadura militar argentina, una de las más sangrientas- obligaron a las sociedades a repensar sus historias colectivas para intentar sobreponerse y recuperar la idea de futuro.
Así, se hicieron posibles nuevas perspectivas epistemológicas centradas en la recuperación de la experiencia de los actores, se revisó el estatuto de “fuentes autorizadas” y se reconocieron y valorizaron las voces y los testimonios populares como referentes empíricos legítimos para el estudio del pasado (Ginsburg, 2008). Esto transformó también las prácticas metodológicas y los roles de los investigadores y, de la mano de nuevas técnicas de indagación historiográfica como la entrevista en profundidad y la biografía (Vich y Zavala, 2004), se incorporaron las nociones de diálogo e interacción entre investigadores e informantes, democratizadoras de los procesos de construcción de conocimiento.
En el mismo sentido de conceptualización de esta línea de trabajo, se asume que la noción de memoria se volvió ineludible en el universo simbólico argentino, y eso va acompañado de los múltiples desarrollos que la/s memeoria/s tienen en los campos artístico, la político y la académico en nuestro país. El concepto de memoria surge de la teoría psicosocial (Baczko, 1999) y actualmente es objeto de estudio de distintas disciplinas y campos de saber. La memoria es por definición colectiva y dinámica en tanto opera como determinante de las prácticas sociales en el presente y como configurador de los imaginarios y los sentidos culturales de futuro; por eso la/s memoria/s están en proceso de producción y reproducción constante.
De acuerdo a esto, desde el IICom, proponemos una línea que articule, profundice y promueva el desarrollo de estudios de las memoria/s y oralidad/es, indagaciones sobre los ritos, tradiciones, mitos, héroes y personajes populares; herencia cultural (Williams, 1980), mapas de los silencios (Reguillo, 2000; Martín Barbero, 1998), censuras, exilios, resistencias y negociaciones del sentido.

Bibliografía inicial

  • Baczko, B. (1999) Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas. Buenos Aires, Nueva Visión.
  • Ginzburg, C. (2008) El queso y los gusanos. Barcelona. Península.
  • Martín Barbero, J. (1998) Mapas nocturnos. Bogotá. Siglo del Hombre Editores.
  • Portelli, A.  (1991) La Historia Oral. Buenos Aires. Centro Editor de América Latina.
  • Reguillo, R. (2000) “Identidades culturales y espacio público. Un mapa de los silencios”. Bogotá. Diálogos de la Comunicación Nº 59-60.
  • Vich, V. y Zavala, V. (2004) Oralidad y poder. Herramientas metodológicas. Buenos Aires. Norma.
  • Williams, R. (1980) Marxismo y literatura. Barcelona. Península.